Definitivamente, al igual que en la mayoría de problemas afrontados
por el gobierno, con la seguridad ciudadana continúa sin afrontarlo y sin tomar
decisiones… hasta que es demasiado tarde. Ejemplos sobran. El más lamentable
fue Conga, con todas las graves consecuencias generadas por su lentitud y falta
de liderazgo. Hoy la seguridad ciudadana está casi fuera de control. El premier
Jiménez, al estilo de Mr. Magoo, en una más de sus ya clásicas (etéreas) declaraciones,
expresó que se trata de una “sensación de inseguridad” de la ciudadanía,
agregando a esta brillante declaración, que “la inseguridad hay que
verificarla” (¿?) y que “estamos evaluando el tema…”. No son momentos de
evaluar sino de tomar decisiones. Tampoco se trata de un problema de falta de
leyes (nos sobran y muy buenas), cambiar personas o enviar más patrulleros o
policías a las calles. Se trata de tener una estrategia de inteligencia de
lucha contra el crimen clara, con una política determinada y ejecutada
decididamente. El gobierno se pasa “evaluando” problemas (obviamente nunca hubo
un plan de gobierno que contuviera propuestas y planes concretos sobre este
tema) e improvisando “soluciones inclusivas” que no solucionan nada. Es la
política de la improvisación, del no tomar decisiones, del dejar hacer-dejar
pasar, esto es, la política del avestruz, con el perdón de los avestruces. ¿Queremos
más ciudades con casas y calles enrejadas, con personas armadas al estilo Fas West?
Este domingo el expresidente de Colombia, Álvaro Uribe, disertará en Lima sobre
el tema. A ver si el gobierno aprende algo de Uribe y lo aplica. De otra
manera, terminaremos invocando a Eliot Ness, a los Vengadores o a Batman para
que salve Ciudad Gótica y, eso señores, son palabras mayores.
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