El fallo de la Corte
Internacional de Justicia de La Haya, que afecta a Nicaragua y Colombia, constituye
un precedente que, si bien favorecería al Perú en su reclamo marítimo con
Chile, también podría constituir un precedente preocupante al no reconocer
Colombia dicho fallo y buscar apoyo internacional. La CIJ falló otorgándole a
Nicaragua soberanía sobre determinadas islas del archipiélago de San Andrés,
con su correspondiente zona marítima, las cuales eran reclamadas por Colombia. La
CIJ determinó “un resultado equitativo”, término utilizado por Perú en su
demanda contra Chile. Si bien en nuestra demanda no existe disputa territorial
sino marítima, la CIJ utiliza en su fallo los mismos principios esgrimidos por
Perú en su demanda, indicando que si bien Colombia efectuó actos de soberanía
de manera pública y consistente en la zona disputada, esto ha sido tomado en
cuenta por la Corte sólo para otorgarle soberanía sobre las islas, mas no sobre
el espacio marítimo. Chile apela al ejercicio efectivo de su soberanía (uti
possidetis) en la zona marítima en disputa. Sin embargo, ello podría no ser
reconocido bajo los argumentos esgrimidos por la CIJ. Si bien el fallo no es
vinculante, muestra el razonamiento del Tribunal. Lamentablemente Colombia no
reconoce el fallo. Nicaragua amenaza con recurrir a la ONU si Colombia desacata
el fallo. ¿Podría Chile, en caso de un fallo desfavorable a sus intereses,
patear el tablero como Colombia? Piñera ha declarado que “se ha hecho todo lo
humanamente posible” (¿Vaticina la derrota?) y que detrás de la posición
chilena existe “un país unido que busca la defensa de su territorio, mar y
soberanía”. Pregunto: ¿Por la razón o por la fuerza? El tiempo dirá. En todo
caso, Perú debe estar preparado para toda clase de reacción pues, definitivamente
la habrá.
UN ESPACIO PARA LA REFLEXIÓN Y ANÁLISIS DE DIVERSOS TEMAS ANTE UN MUNDO MORROCOTUDO EN DONDE EL MATERIALISMO Y RELATIVISMO DE VALORES ESTÁ LLEVANDO AL HOMBRE A OLVIDAR SU VERDADERA TRASCENDENCIA Y SENTIDO DE LA VIDA.
sábado, 24 de noviembre de 2012
lunes, 19 de noviembre de 2012
LA VERDADERA GRAN TRANSFORMACIÓN
Cuando el actual presidente
anunciaba que su gobierno sería el de la “gran transformación”, presentó diversos
planes de gobierno y hojas de ruta para todos los gustos y colores. Pero, ¿en
qué consistiría una gran transformación? Cuando hablamos de transformación hablamos
de revolución. Revolución es el cambio
o transformación radical y profunda respecto al pasado inmediato, con la
participación de sectores amplios de la población. Una revolución puede ser de
naturaleza social, cultural, industrial, tecnológica, etc. Se pueden producir
cambios rápidos, radicales; o paulatinos y por etapas. Así mismo, un
revolucionario es aquél que propone o produce cambios profundos y, por lo
general, algunos creen que deberían ocurrir de manera violenta. Si analizamos
nuestra realidad nacional, la gran transformación no necesariamente debería
hacerse con normas (sobran leyes buenas) o en las instituciones, etc. sino en
el corazón del hombre, en lo profundo del ser humano, pues el mal que aqueja al
Perú es la corrupción, ergo, personas corruptas. Podemos llenarnos de
comisiones, jueces, leyes, planes anticorrupción –incluyendo un “zar anticorrupción”-
y no lograrse nada, ya que ante la corrupción actual, se requiere ser verdaderos
revolucionarios, inconformistas ante la ausencia de principios y valores, de un
sistema materialista, hedonista, relativista y violento, para constituirnos en verdaderos
revolucionarios promotores de valores y principios. Ello requiere lucha constante.
Un verdadero revolucionario no es el que asesina, elimina libertades y oprime
al prójimo. La gran trasformación comienza en el hombre mismo. Si no tienes
valores, principios, vida interior, etc. ¿Qué vas a transformar si no puedes ni
contigo mismo? De allí que es necesario ser verdaderos revolucionarios por la
paz, los valores y principios. No nos engañemos. La corrupción no terminará por
decreto. La gran transformación comenzará cuando cambie el hombre. Otra manera,
imposible.
sábado, 10 de noviembre de 2012
¿HABEMUS POLITICA EXTERIOR?
Siguiendo la Constitución, el Presidente de
la República dirige la política exterior del país y las relaciones
internacionales. Sin embargo, parece que no dirigiera ni lo uno ni lo otro. Es
más, se nombran embajadores sin criterio e incapacitados. Ya nada nos extraña.
¿Cómo es posible que Lynch reciba en enero, en nuestra embajada en Buenos Aires,
a dirigentes del Movadef, enterándose hoy nuestra Cancillería, aunque el
canciller Roncagliolo (¿También el presidente?) posiblemente ya lo sabía
(aunque Gana Perú lo niegue) y no dijo nada? Para colmo, se pide la renuncia al
señor Lynch –favor de amigos- cuando se le debió destituir sin tapujos. Peor
aún, éste renuncia y por resolución suprema –firmada por el presidente y el
canciller- se “acepta” su renuncia ¡Dándole las gracias por los servicios
prestados a la Nación! ¿Quién es el responsable de este escándalo? Nuestro
canciller para el cual este asunto constituye un “incidente menor” considerando
“correcto” el proceder de la Cancillería, mientras Lynch habla de “patraña” y
de “limpieza ideológica” de la “derecha bruta y achorada”. Luego de la pasada
“purga” de embajadores, se nombró una gama de embajadores “de confianza” como
Lynch, García Naranjo, Eguiguren, etc. los cuales están de más. Adicionalmente,
el expremier Lerner –que nombró canciller a Roncagliolo- propone darle una
“oportunidad” al Movadef, mientras que Jiménez señala que no tiene “nada que
criticarle” a Lerner. En resumen, nuestra política exterior está sin brújula. Movadef
actúa libremente en México, Chile y Argentina. El Presidente no habla, no opina,
y el canciller continúa metiendo la pata. ¿Qué hace la Cancillería ante estos
hechos? ¿Hay estrategias y política exterior para combatir esto? No. La inoperancia
e ineficiencia es la regla. Con estos embajadores incompetentes, un canciller incapacitado
para el cargo y un presidente que –para variar- no declara, estamos fritos.
sábado, 3 de noviembre de 2012
AQUEL 5 DE FEBRERO...
Nunca olvidaré
aquél 5 de febrero de 1975. Navegaba en un sunfish con un amigo a lo largo de
la Costa Verde, cuando cientos de bañistas en las playas, salieron corriendo rumbo
a Lima. En el horizonte, hacia el centro de Lima, se divisaban densas columnas
de humo. Pusimos proa a la costa. ¿Qué había sucedido? Que en la madrugada, un
destacamento militar ocupó el local de Radio Patrulla, en La Victoria, donde se
mantenía concentrado parte del personal de tropa perteneciente a la 29 y 41
Comandancia de la Guardia Civil. La policía entró en huelga y por lo tanto,
ante la ausencia de la policía, el centro de Lima era saqueado por las turbas.
La policía pedía reivindicaciones económicas y mejor trato. El local del Diario
Correo en la Av. Wilson fue incendiado. Mi madre me llevó corriendo a casa y
nos atrincheramos colocando muebles contra la puerta de calle, ante lo que
pusiera pasar. El pánico y la inseguridad reinaban en la ciudad. Horas después,
la Fuerza Armada puso fin al saqueo. Hoy, un supuesto efectivo de la USE
anuncia que convocarán a una huelga en dicha institución, en rechazo al
maltrato de los integrantes de la USE tras el reciente operativo en La Parada,
revelando que hubo improvisación y maltrato ante la presión de funcionarios de
la alcaldesa Villarán; culpando “de este operativo tan denigrante” a Gabriel
Prado de la MLM, al director de la PNP, al general Miranda y responsables
políticos, pidiendo sus renuncias. Otorga un plazo de 72 horas para las
renuncias solicitadas. Se denuncia que las recientes destituciones es un
“lavarse las manos”. Como siempre, la pita se rompe por el lado más débil. Más
hombría y decencia señores. Asuman sus responsabilidades. No queremos otro 5 de
febrero.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)