sábado, 24 de noviembre de 2012

PREOCUPANTE PRECEDENTE


El fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, que afecta a Nicaragua y Colombia, constituye un precedente que, si bien favorecería al Perú en su reclamo marítimo con Chile, también podría constituir un precedente preocupante al no reconocer Colombia dicho fallo y buscar apoyo internacional. La CIJ falló otorgándole a Nicaragua soberanía sobre determinadas islas del archipiélago de San Andrés, con su correspondiente zona marítima, las cuales eran reclamadas por Colombia. La CIJ determinó “un resultado equitativo”, término utilizado por Perú en su demanda contra Chile. Si bien en nuestra demanda no existe disputa territorial sino marítima, la CIJ utiliza en su fallo los mismos principios esgrimidos por Perú en su demanda, indicando que si bien Colombia efectuó actos de soberanía de manera pública y consistente en la zona disputada, esto ha sido tomado en cuenta por la Corte sólo para otorgarle soberanía sobre las islas, mas no sobre el espacio marítimo. Chile apela al ejercicio efectivo de su soberanía (uti possidetis) en la zona marítima en disputa. Sin embargo, ello podría no ser reconocido bajo los argumentos esgrimidos por la CIJ. Si bien el fallo no es vinculante, muestra el razonamiento del Tribunal. Lamentablemente Colombia no reconoce el fallo. Nicaragua amenaza con recurrir a la ONU si Colombia desacata el fallo. ¿Podría Chile, en caso de un fallo desfavorable a sus intereses, patear el tablero como Colombia? Piñera ha declarado que “se ha hecho todo lo humanamente posible” (¿Vaticina la derrota?) y que detrás de la posición chilena existe “un país unido que busca la defensa de su territorio, mar y soberanía”. Pregunto: ¿Por la razón o por la fuerza? El tiempo dirá. En todo caso, Perú debe estar preparado para toda clase de reacción pues, definitivamente la habrá.

lunes, 19 de noviembre de 2012

LA VERDADERA GRAN TRANSFORMACIÓN


Cuando el actual presidente anunciaba que su gobierno sería el de la “gran transformación”, presentó diversos planes de gobierno y hojas de ruta para todos los gustos y colores. Pero, ¿en qué consistiría una gran transformación? Cuando hablamos de transformación hablamos de revolución. Revolución es el cambio o transformación radical y profunda respecto al pasado inmediato, con la participación de sectores amplios de la población. Una revolución puede ser de naturaleza social, cultural, industrial, tecnológica, etc. Se pueden producir cambios rápidos, radicales; o paulatinos y por etapas. Así mismo, un revolucionario es aquél que propone o produce cambios profundos y, por lo general, algunos creen que deberían ocurrir de manera violenta. Si analizamos nuestra realidad nacional, la gran transformación no necesariamente debería hacerse con normas (sobran leyes buenas) o en las instituciones, etc. sino en el corazón del hombre, en lo profundo del ser humano, pues el mal que aqueja al Perú es la corrupción, ergo, personas corruptas. Podemos llenarnos de comisiones, jueces, leyes, planes anticorrupción –incluyendo un “zar anticorrupción”- y no lograrse nada, ya que ante la corrupción actual, se requiere ser verdaderos revolucionarios, inconformistas ante la ausencia de principios y valores, de un sistema materialista, hedonista, relativista y violento, para constituirnos en verdaderos revolucionarios promotores de valores y principios. Ello requiere lucha constante. Un verdadero revolucionario no es el que asesina, elimina libertades y oprime al prójimo. La gran trasformación comienza en el hombre mismo. Si no tienes valores, principios, vida interior, etc. ¿Qué vas a transformar si no puedes ni contigo mismo? De allí que es necesario ser verdaderos revolucionarios por la paz, los valores y principios. No nos engañemos. La corrupción no terminará por decreto. La gran transformación comenzará cuando cambie el hombre. Otra manera, imposible.

sábado, 10 de noviembre de 2012

¿HABEMUS POLITICA EXTERIOR?


Siguiendo la Constitución, el Presidente de la República dirige la política exterior del país y las relaciones internacionales. Sin embargo, parece que no dirigiera ni lo uno ni lo otro. Es más, se nombran embajadores sin criterio e incapacitados. Ya nada nos extraña. ¿Cómo es posible que Lynch reciba en enero, en nuestra embajada en Buenos Aires, a dirigentes del Movadef, enterándose hoy nuestra Cancillería, aunque el canciller Roncagliolo (¿También el presidente?) posiblemente ya lo sabía (aunque Gana Perú lo niegue) y no dijo nada? Para colmo, se pide la renuncia al señor Lynch –favor de amigos- cuando se le debió destituir sin tapujos. Peor aún, éste renuncia y por resolución suprema –firmada por el presidente y el canciller- se “acepta” su renuncia ¡Dándole las gracias por los servicios prestados a la Nación! ¿Quién es el responsable de este escándalo? Nuestro canciller para el cual este asunto constituye un “incidente menor” considerando “correcto” el proceder de la Cancillería, mientras Lynch habla de “patraña” y de “limpieza ideológica” de la “derecha bruta y achorada”. Luego de la pasada “purga” de embajadores, se nombró una gama de embajadores “de confianza” como Lynch, García Naranjo, Eguiguren, etc. los cuales están de más. Adicionalmente, el expremier Lerner –que nombró canciller a Roncagliolo- propone darle una “oportunidad” al Movadef, mientras que Jiménez señala que no tiene “nada que criticarle” a Lerner. En resumen, nuestra política exterior está sin brújula. Movadef actúa libremente en México, Chile y Argentina. El Presidente no habla, no opina, y el canciller continúa metiendo la pata. ¿Qué hace la Cancillería ante estos hechos? ¿Hay estrategias y política exterior para combatir esto? No. La inoperancia e ineficiencia es la regla. Con estos embajadores incompetentes, un canciller incapacitado para el cargo y un presidente que –para variar- no declara, estamos fritos.

sábado, 3 de noviembre de 2012

AQUEL 5 DE FEBRERO...


Nunca olvidaré aquél 5 de febrero de 1975. Navegaba en un sunfish con un amigo a lo largo de la Costa Verde, cuando cientos de bañistas en las playas, salieron corriendo rumbo a Lima. En el horizonte, hacia el centro de Lima, se divisaban densas columnas de humo. Pusimos proa a la costa. ¿Qué había sucedido? Que en la madrugada, un destacamento militar ocupó el local de Radio Patrulla, en La Victoria, donde se mantenía concentrado parte del personal de tropa perteneciente a la 29 y 41 Comandancia de la Guardia Civil. La policía entró en huelga y por lo tanto, ante la ausencia de la policía, el centro de Lima era saqueado por las turbas. La policía pedía reivindicaciones económicas y mejor trato. El local del Diario Correo en la Av. Wilson fue incendiado. Mi madre me llevó corriendo a casa y nos atrincheramos colocando muebles contra la puerta de calle, ante lo que pusiera pasar. El pánico y la inseguridad reinaban en la ciudad. Horas después, la Fuerza Armada puso fin al saqueo. Hoy, un supuesto efectivo de la USE anuncia que convocarán a una huelga en dicha institución, en rechazo al maltrato de los integrantes de la USE tras el reciente operativo en La Parada, revelando que hubo improvisación y maltrato ante la presión de funcionarios de la alcaldesa Villarán; culpando “de este operativo tan denigrante” a Gabriel Prado de la MLM, al director de la PNP, al general Miranda y responsables políticos, pidiendo sus renuncias. Otorga un plazo de 72 horas para las renuncias solicitadas. Se denuncia que las recientes destituciones es un “lavarse las manos”. Como siempre, la pita se rompe por el lado más débil. Más hombría y decencia señores. Asuman sus responsabilidades. No queremos otro 5 de febrero.