domingo, 25 de marzo de 2012

¡QUE VIVA LA VIDA!

El 25 de marzo de cada año se celebra en el Perú el día del niño por nacer, esto es, el día en que se recuerda a todos aquellos seres humanos que aún no han nacido pero que ya existen en el vientre materno desde el momento de su concepción. Así mismo se recuerda a todos aquellos cientos de miles de seres humanos aún no nacidos y asesinados a través de diversas modalidades de abortos y métodos abortivos. Sin embargo, es paradójico que a su vez, el Estado peruano tenga montado todo un ministerio para promover precisamente no la vida sino lo contrario, la muerte de esos seres inocentes por nacer. Se trata del Ministerio de la Mujer –que ya debería denominarse hace rato Ministerio de la Familia- el cual está literalmente copado de funcionarias promotoras del aborto, miembros de diversas entidades feministas promovidas y apoyadas económicamente por poderosas y prestigiosas ONG y laboratorios internacionales, los cuales obtienen beneficios económicos billonarios con la publicidad y venta de píldoras y sistemas abortivos de todo tipo, ergo, métodos de muerte. Lo curioso del caso es que hace poco se ha celebrado en el Perú el día de la mujer, constituyendo, en mi opinión, el don más grande de la mujer, esto es, el dar la vida a un nuevo ser. Sin embargo, de acuerdo con las organizaciones que apoyan el aborto, la mujer tendría “derecho” a “eliminar” a ese ser humano engendrado en sus entrañas, pues es “parte de la mujer” (como si se tratara de un riñón o de un hígado), despojando a la mujer de su don más grande, el dar origen a una nueva vida, para convertirla en asesina de su propio hijo. ¡Vaya defensoras de la mujer! ¡Creen defenderla despojándola de su don más grande! Entonces, ¿Cómo celebrar el día del niño por nacer manteniendo un Ministerio “de la Mujer” en donde se promueve abiertamente, en palabras de Juan Pablo II, la “cultura de la muerte”? Seamos coherentes. El primer deber del Estado es respetar la vida (artículo 1 de nuestra Constitución) y no promover la muerte del ser más inocente que pudiere haber: el niño por nacer. Hagamos de nuestra patria un país defensor de la vida y no promotora de muerte. ¡Protejamos al niño por nacer! Que no se le asesine bajo ningún pretexto. ¡Que viva la vida!

sábado, 17 de marzo de 2012

¡UNA BURLA AL PAÍS!

Constituye todo un escándalo y una gran burla al país el trato que se le ha otorgado -¿Se le continuará brindando?- al señor Antauro Humala. Uno se queda anonadado ante el trato privilegiado otorgado a este delincuente, luego de haber sido responsable del “andahuaylaso” y de la muerte de cuatro policías. Es increíble que se le permita utilizar internet, iphone y entrevistas al gusto. Todo un alojamiento carcelario de lujo con cable, cocina, salidas en días festivos, visitas románticas, fotografías con admiradoras, facilidades para dirigir desde ella un pasquín racista y subversivo, etc. Adicionalmente “despachaba” al gusto atendiendo pedidos, solicitudes de empleos, tráfico de influencias. Todo un hotel cinco estrellas. ¿El presidente no sabía nada? ¡Por favor! (¿Obligación fraternal?). Dar cabida a la “explicación” del señor Vargas Llosa – el cual debería abstenerse “in aeternum” de opinar sobre política- en el sentido de que la responsabilidad de esto la tiene el INPE o que se trata de un problema de corrupción, opinión compartida también por otras autoridades, no se lo cree nadie. Para colmo, se traslada a Antauro Humala a un nuevo penal (“Virgen de las Mercedes”) dentro de un recinto militar por razones de “seguridad”. Obviamente que el trato en este recinto será de mucho “mejor calidad” ¿Acaso cree el gobierno que el pueblo peruano está conformado por tontos o ilusos que se tragan estas explicaciones? Sin embargo, así lo cree el gobierno. ¿Qué sucede con el trato a los demás presos condenados, militares de la época del fujimorato, etc.? ¿Por qué estos privilegios a uno y a los otros no? Constituye una bofetada del señor presidente a la dignidad del pueblo peruano, el que ante tremendo escándalo guarde silencio como si nada. Es la “política del silencio”, en donde el presidente no habla, no opina. La misma política del ex alcalde Castañeda de no opinar durante la pasada campaña presidencial. Socialmente el país se derrumba –huelgas, muertes y marchas por doquier- y no pasa nada. En el caso de Antauro no se trata de un preso común, es el hermano del presidente y él mismo debería asumir el liderazgo ante este escándalo, afrontarlo y darle una explicación al país, sin escudarse en el INPE, el ministro de justicia, etc. ¿Hasta cuándo los peruanos acataremos esta burla? Basta de tanta pasividad. Señor presidente, el país le exige liderazgo (¿Lo tiene?) y que afronte los problemas nacionales. Basta de cortinas de humo (“noticieros” controlados por crónicas policiacas, farándula, futbol, etc.). La política del avestruz tarde o temprano pasa factura.

sábado, 10 de marzo de 2012

¿CATOLICA O NO CATOLICA?

Cuando en 1917 se fundó la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), la intención era que dicha universidad brindara una formación católica a sus alumnos y no otra cosa. En aquellos años la ausencia de una formación católica en otras universidades hizo necesaria la fundación de la PUCP. Para ello Don José de la Riva Agüero, destacado jurista y pensador católico, legó testamentariamente el fundo Pando a la universidad bajo ciertas condiciones, y siempre bajo el amparo de la Iglesia Católica. Con el paso de las décadas, la formación católica de la universidad fue decayendo, pudiéndose constatar esto en su profesorado y en  el contenido de la malla curricular de las diversas carreras ofrecidas en donde la formación católica fue ausentándose cada vez más, siendo en muchos casos inclusive anticatólica. Como exalumno de la Faculta de Derecho de la PUCP he podido ser testigo de cómo la currícula de mi Facultad se iba empobreciendo con cada “reforma”, perdiendo contenido humanístico, con una formación cada vez más técnica o “codiguera”, de un contenido meramente positivista e inclusive anticatólica y así hasta el día de hoy en donde lo católico es satirizado, el cardenal Cipriani es objeto de burlas, promocionándose inclusive irónicamente ideologías contrarias a la religión católica en una universidad católica. Como estudiante en Estudios Generales Letras como en la Facultad de Derecho y en la de Filosofía, pude constatar como diversas asignaturas carecían de contenido, tratándose más de cursos superficiales en donde no existía una formación humanística y jurídica de fondo. En la facultad de Filosofía, la formación era claramente de una orientación anticatólica, imponiéndonos el estudio exclusivo de ciertos filósofos y descartándose otros. En los cursos de “teología” la teología de la liberación de orientación marxista era claramente impuesta y difundida bajo la luz de Boff y Gutiérrez entre otros. En resumen, si el objetivo al fundarse la PUCP fue el de otorgar una formación católica a sus alumnos, bajo la dirección última de la Iglesia Católica, es innegable que dicha formación hoy no existe y menos bajo la actual administración. El querer hoy disfrazar a la PUCP de “católica” manteniendo ciertas formalidades, no engaña a nadie y menos a la Iglesia Católica. De allí que la Iglesia haya decidido de una vez por todas, ejercer su derecho y poner fin a esta situación que ya viene durando varias décadas. En todo caso, si la actual administración desea no brindar una formación católica u ofrecer otras “alternativas” inclusive contrarias a la formación católica, está en la libertad de fundar una universidad de acuerdo a su visión y seguir su camino. Pero la PUCP nació para brindar una formación católica. De esto no hay duda y no caben términos medios. De allí que, con todo el amor, orgullo y respeto que siento por mi alma mater, la PUCP deberá decidir si desea ser coherente con sus principios fundacionales y ser una institución verdaderamente católica otorgando una formación católica o no. Con disfrazarla de católica y de pontificia no se engaña a nadie, y menos a la Iglesia Católica que es gallo viejo de pelea en estas lides con más de 2,000 años de experiencia.

sábado, 3 de marzo de 2012

¿LIBERTAD DE EXPRESIÓN AL GUSTO?

En la reciente visita del presidente Rafael Correa, éste expresó lo siguiente con relación a la libertad de expresión: “No defendamos lo indefendible: la injuria, la calumnia, los sicarios de tinta, a aquellos que por simple odio, disfrazados de periodistas, con un tintero, con un micrófono, desfogan odio, mala fe y mentiras”. Como se recordará, Correa enjuició al diario El Universal por una supuesta difamación en su contra. El Poder Judicial ecuatoriano sentenció ordenando pagar al mencionado diario, la suma de 40 millones de dólares a favor de Correa. Sin embargo, en opinión de muchos, la demanda por difamación de Correo no constituyó otra cosa que una forma muy fina y sutil de utilizar al Poder Judicial para amedrentar a El Universal y a los demás diarios opositores, a fin de que eviten criticarlo. Efectivamente, la historia de la humanidad está llena de gobernantes a los cuales nunca les agradó la crítica a su gestión o que se opine diferente. Es la intolerancia de los dictadores confesos o finamente revestidos de democracia, cuyo ego y soberbia no acepta la más mínima crítica. ¿Qué en todos los países del mundo no faltan medios de comunicación que, por diversas razones faltan a la verdad o manipulan la opinión pública o difunden vulgaridad y basura o son títeres del gobierno de turno o que faltando a la ética más elemental ocultan información e inclusive desinforman? Nadie lo duda. Sin embargo, es claro que en gobiernos como los de Correa, Ortega y especialmente el de Chávez, la libertad de expresión constituye una molestia, por decir lo menos, y que diversas personas e instituciones critiquen o tengan una opinión diferente o contraria a la del gobierno, significa un serio problema para el régimen. Para ello, estos gobiernos “democráticos” crean mecanismos que actúan dentro de la propia democracia, esto es, utilizando instituciones democráticas, cuya meta es la eliminación o, al menos, el “aletargamiento” de la libertad de expresión. Utilizar al Poder Judicial y la amenaza de una demanda por difamación o injuria para “amansar” a los medios de comunicación, así como el otorgamiento o no de publicidad estatal a medios afines al gobierno o la amenaza de cobranza indiscriminada de tributos, constituyen clásicas modalidades de control de la libertad de expresión, por sólo mencionar algunas. En todo caso, la libertad de expresión es un derecho humano fundamental que, en tanto respete la verdad como fin último y no se prostituya al gusto de alguien, dignificará siempre al ser humano. De nosotros depende cuidar su integridad.