viernes, 5 de abril de 2013

¿MONARQUIA O SUCESIÓN CONYUGAL?


Cuando San Martín abandonó el Perú, luego de la reunión con Bolivar en Guayaquil, nunca pensó que su propuesta de una monarquía para el  Perú volvería a ser tomada en cuenta 192 años después. ¿Por qué Perú no fue una monarquía? Simplemente porque optamos por una democracia representativa y un presidente. Sin embargo, algunos aún no han entendido esto. La clara y persistente intención de presentar a la primera dama como candidata a la presidencia para el 2016 no deja dudas. ¡Y pensar que se le criticó a Fujimori por la “rereelección”! De alguna forma, la dinastía “Humala-Heredia” desea una especie de sucesión conyugal -estilo monarquía europea- en donde la línea dinástica pase al cónyuge, parientes colaterales y descendientes. En el Perú, la mayoría de sus constituciones rechazaron la reelección inmediata por obvias razones: en un régimen presidencialista democrático, no caben las sucesiones de poder, no es una monarquía. La idea es que el poder descanse en un presidente y un parlamento elegido por el pueblo y no en una “familia presidencial” en donde vía sucesión, el poder se va transfiriendo. No sería democrático ni conveniente para el país. Es conocida la estrategia del modelo Cubano-Chavista de buscar la forma de perennizar a un “presidente”, que continúe aplicando sutilmente el “programa” impuesto por el modelo. Al igual que Chávez designó a Maduro, Humala apunta a su esposa para la continuidad del “modelo”. “¿Pareja presidencial?”, “¿Equipo?”, como si los peruanos hubiésemos elegido un binomio presidencial. Sin embargo, existe un pequeño detalle: por las razones mencionadas, la legislación vigente impide la postulación del cónyuge y los parientes consanguíneos del presidente hasta el cuarto grado, pues el Perú no es una monarquía. ¿Se mantendrá el impedimento al cónyuge? El final está anunciado: ¿Reelección conyugal? No. ¡Sucesión conyugal!

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