Definitivamente
las pasadas “elecciones” presidenciales en Venezuela colindan en lo chabacano,
torpe y hasta ridículo: el internet bloqueado, muertos votando por Maduro
(¿Zombies?); votantes chavistas que gozan de la bipartición de los santos,
votando hasta tres veces; personas que al acercarse a su mesa de votación se
enteran que ya votaron, etc. Un fraude electrónico bien montado y manipulado. Ante
las protestas de todo tipo, la dictadura aceleró la toma de mando presidencial,
antes que el fraude sea más evidente. El Sr. Cabello, presidente de la Asamblea
(Congreso) amenaza de manera chabacana a los congresistas de la oposición -si
no reconocen al “compañero” Maduro, no les otorgará la palabra (¿?). ¡Si son
representantes del pueblo! Como postre: el aval de este gobierno -no
digo de los peruanos- a la payasada de proceso electoral en Venezuela y a la
investidura de un nuevo dictador con disfraz democrático. ¿Cómo puede el presidente avalar con su presencia
–personifica a la nación- tremenda patraña de democracia? ¡Un mínimo de
dignidad y respeto al pueblo peruano! Triste el papel del UNASUR -nada
de extrañar de un organismo creado por Chávez para implementar el modelo
cubano-chavista en nuestros países- al “santificar” tremendo fraude. Más triste
aún -verguenza nacional- nuestro Congreso al aprobar el viaje presidencial,
ergo la “democracia” venezolana, -fina cortesía del comodín Toledo y PP. Lo
positivo: se confirma la sumisión absoluta del presidente al modelo cubano-Chavista.
Lo advertimos en otras
oportunidades: el montaje del modelo chavista en el Perú se realiza muy
finamente ante los ojos de todos: futura reelección permanente –vía sucesión
conyugal- a fin de perennizarse en el poder; próxima reforma constitucional; intervencionismo
estatal en sectores estratégicos (Repsol); desaceleración de la economía;
crecimiento del VRAEM y de los problemas sociales, etc. No seamos
ingenuos, ¡Despierta Perú!
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