Desde
la campaña presidencial, la visita del candidato Ollanta y Nadine a Venezuela,
nos dio claros indicios del ideario de éstos. Elegido presidente tenemos: reiteradas
visitas a Cuba -incluyendo ministros como Salas- y a Venezuela; el protagonismo
de Nadine; el no tomar decisiones ante los conflictos sociales (Conga); crecimiento
del terrorismo en el VRAEM; desaceleración de la economía, etc. y
recientemente: el intempestivo viaje a Cuba previendo la muerte de Chávez; el
declarar a éste un “ejemplo a seguir”; felicitar a Maduro por su “triunfo” pese
al fraude (le dio “sabios consejos”); asistir a la toma de mando de Maduro
avalando una clara dictadura; la publicación del proyecto para
“reformar” la Constitución y “adaptarla” al modelo cubano-Chavista –tal como
hiciera Chávez en su momento- buscando perpetuarse en el poder, al prohibir dicho
proyecto la reelección inmediata presidencial –mas no la del cónyuge y
parientes-; reformar el capítulo económico eliminando el rol subsidiario del
Estado -de allí el interés en comprar Repsol y monopolizar el tema energético
como hace 20 años; nueva línea aérea de bandera; neutralizar a Alan; no
declarar cuando se le exige una respuesta, etc. son señales claras, que la “Gran
Transformación” para convertir al Perú en un satélite chavista, está sutilmente
en marcha. Pero nadie reacciona ni dice nada. Con ciertos medios silenciados
finamente (publicidad estatal, SUNAT, etc.) y los empresarios distraídos
disfrutando de su bonanza económica, se logra que todo pase desapercibido. Pero
algunos comienzan a reaccionar, a despertar de este letargo en que el
consumismo, el exitoso crecimiento económico, la marca Perú y la comida
peruana, los había sumergido; situación aprovechada por el gobierno para ir
implementando su modelo. Algo está pasando. Alerta, que nuestra democracia puede
peligrar. No seamos ingenuos. Estemos atentos. Que la sociedad civil fiscalice
el accionar del gobierno y presidente. ¡Despierta Perú!
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