Lo que no pudieron las
ONG abortistas en el Congreso lo consiguieron en el Tribunal Constitucional:
despenalizar las relaciones sexuales “consentidas” de adultos con menores entre
14 y 18 años de edad. Lo próximo: legalizar el aborto. No ha considerado el TC la
problemática jurídica, social y moral que originará su disparatada sentencia.
Si se considera que estos menores tienen discernimiento para tener relaciones
sexuales, ¿Por qué no también para votar, adquirir y consumir licor, tabaco,
contratar, firmar cheques, etc.? Si se considera que un adolescente tiene
discernimiento para decidir algo tan importante como tener relaciones sexuales
del cual puede surgir una vida, ¿Por qué sólo se le otorga capacidad legal en el
aspecto sexual y no en los demás aspectos mencionados? Mejor establezcan la mayoría
de edad a los 14 años. Pero ello sería absurdo, pues está demostrado que un
menor de 14 a 18 aún se encuentra en desarrollo fisiológico y psicológico. El
menor quedaría desprotegido en caso fuese violado por un adulto ¡Debiendo el
menor demostrar que fue violado y no manifestó su consentimiento! ¿Cuántos
menores serán violados bajo amenaza, declarando que fue un acto consentido? ¿Así
se quiere disminuir los embarazos adolescentes y las violaciones? ¿Dónde queda
el rol tutelar de los padres como primeros educadores? ¿Serán reemplazados por
el Estado como en Cuba o China? ¿La “Gran Transformación”? Los menores están
bajo la patria potestad de sus padres. Es un derecho fundamental. El Estado
debe cumplir su rol constitucional velando por el menor y no desprotegiéndole. Esta
sentencia originará más prostitución, turismo sexual a la cubana, trata de
personas, promiscuidad sexual, embarazos no deseados y, obviamente, los abortos
que tanto desean las ONG promotoras de la cultura de la muerte. ¡Viva la
inclusión sexual!
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