Nunca olvidaré
aquél 5 de febrero de 1975. Navegaba en un sunfish con un amigo a lo largo de
la Costa Verde, cuando cientos de bañistas en las playas, salieron corriendo rumbo
a Lima. En el horizonte, hacia el centro de Lima, se divisaban densas columnas
de humo. Pusimos proa a la costa. ¿Qué había sucedido? Que en la madrugada, un
destacamento militar ocupó el local de Radio Patrulla, en La Victoria, donde se
mantenía concentrado parte del personal de tropa perteneciente a la 29 y 41
Comandancia de la Guardia Civil. La policía entró en huelga y por lo tanto,
ante la ausencia de la policía, el centro de Lima era saqueado por las turbas.
La policía pedía reivindicaciones económicas y mejor trato. El local del Diario
Correo en la Av. Wilson fue incendiado. Mi madre me llevó corriendo a casa y
nos atrincheramos colocando muebles contra la puerta de calle, ante lo que
pusiera pasar. El pánico y la inseguridad reinaban en la ciudad. Horas después,
la Fuerza Armada puso fin al saqueo. Hoy, un supuesto efectivo de la USE
anuncia que convocarán a una huelga en dicha institución, en rechazo al
maltrato de los integrantes de la USE tras el reciente operativo en La Parada,
revelando que hubo improvisación y maltrato ante la presión de funcionarios de
la alcaldesa Villarán; culpando “de este operativo tan denigrante” a Gabriel
Prado de la MLM, al director de la PNP, al general Miranda y responsables
políticos, pidiendo sus renuncias. Otorga un plazo de 72 horas para las
renuncias solicitadas. Se denuncia que las recientes destituciones es un
“lavarse las manos”. Como siempre, la pita se rompe por el lado más débil. Más
hombría y decencia señores. Asuman sus responsabilidades. No queremos otro 5 de
febrero.
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