Mientras usted lee temprano
estas líneas, lo más probable es que nuestro presidente se encuentre muy
nervioso, acicalándose para asistir a la Misa de Te Deum y luego dar su mensaje
a la nación. Ollanta se contempla en el espejo, razonando lo siguiente: “Ha
pasado un año y, valgan verdades, no ha sido un buen año que digamos. He
perdido un valioso año de crecimiento económico por culpa del carga montón a
nivel nacional que me ha hecho cuanto grupo social existe. Hay conflictos
sociales por doquier. ¡Estos rojos como joroban, incluyendo los terrucos del
VRAEM! Encima la corrupción e inseguridad han aumentado. Fui muy lento en mis
decisiones. Todos me atolondraban con sugerencias y consejos. ¡Me mareaban! ¡Hasta
mi mujer presionaba para imponerme ministros y viceministros! Toda una mujer
“inclusiva” ¡La tengo hasta en la sopa! De mi padre no se diga nada. No ha hecho
más que criticarme y Antauro, fregando desde la cárcel. Ni quiero acordarme de
Alexis y del lío en que me puso con su viajecito a Rusia. ¡Suerte que en el
Perú todo se olvida! ¡Hasta mis dos alzamientos armados contra gobiernos constitucionales
fueron olvidados! Ahora tengo un tercer gabinete. ¡Dios, que funcione! ¡Ojalá
Nadine tenga razón y suba en las encuestas! Ya no tengo gente y nadie quiere
ser ministro cuando los llamo. La verdad que es el mismo gabinete Valdez maquillado,
pero ahí va. ¡Lástima que no pude deshacerme del pesado de Roncagliolo! ¡Nadie
quería su puesto! Y Nadine me convenció para mantener a la Salas, pero la pobre
no puede ni con el SUTEP. Espero que Jimenez y los dos curitas me resuelvan el
temita de Conga que ya me tiene podrido. ¿Dónde estará Nadine? En fin, al toro
por las astas y ¡Que viva el Perú!”.
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