sábado, 3 de marzo de 2012

¿LIBERTAD DE EXPRESIÓN AL GUSTO?

En la reciente visita del presidente Rafael Correa, éste expresó lo siguiente con relación a la libertad de expresión: “No defendamos lo indefendible: la injuria, la calumnia, los sicarios de tinta, a aquellos que por simple odio, disfrazados de periodistas, con un tintero, con un micrófono, desfogan odio, mala fe y mentiras”. Como se recordará, Correa enjuició al diario El Universal por una supuesta difamación en su contra. El Poder Judicial ecuatoriano sentenció ordenando pagar al mencionado diario, la suma de 40 millones de dólares a favor de Correa. Sin embargo, en opinión de muchos, la demanda por difamación de Correo no constituyó otra cosa que una forma muy fina y sutil de utilizar al Poder Judicial para amedrentar a El Universal y a los demás diarios opositores, a fin de que eviten criticarlo. Efectivamente, la historia de la humanidad está llena de gobernantes a los cuales nunca les agradó la crítica a su gestión o que se opine diferente. Es la intolerancia de los dictadores confesos o finamente revestidos de democracia, cuyo ego y soberbia no acepta la más mínima crítica. ¿Qué en todos los países del mundo no faltan medios de comunicación que, por diversas razones faltan a la verdad o manipulan la opinión pública o difunden vulgaridad y basura o son títeres del gobierno de turno o que faltando a la ética más elemental ocultan información e inclusive desinforman? Nadie lo duda. Sin embargo, es claro que en gobiernos como los de Correa, Ortega y especialmente el de Chávez, la libertad de expresión constituye una molestia, por decir lo menos, y que diversas personas e instituciones critiquen o tengan una opinión diferente o contraria a la del gobierno, significa un serio problema para el régimen. Para ello, estos gobiernos “democráticos” crean mecanismos que actúan dentro de la propia democracia, esto es, utilizando instituciones democráticas, cuya meta es la eliminación o, al menos, el “aletargamiento” de la libertad de expresión. Utilizar al Poder Judicial y la amenaza de una demanda por difamación o injuria para “amansar” a los medios de comunicación, así como el otorgamiento o no de publicidad estatal a medios afines al gobierno o la amenaza de cobranza indiscriminada de tributos, constituyen clásicas modalidades de control de la libertad de expresión, por sólo mencionar algunas. En todo caso, la libertad de expresión es un derecho humano fundamental que, en tanto respete la verdad como fin último y no se prostituya al gusto de alguien, dignificará siempre al ser humano. De nosotros depende cuidar su integridad.

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