Cuando en 1945 el
escritor británico George Orwell publicó su novela “Rebelión en la granja”,
nunca imaginó que años más tarde, en un lejano país llamado Perú, ésta pudiera
hacerse en gran parte realidad. Dicha obra trata acerca de un grupo de animales en una granja, que
expulsan a los humanos, creando un sistema de gobierno propio. Orwell efectúa un
análisis de la corrupción que, en general, engendra el poder. Para proteger sus
intereses, los animales crean siete reglas, destacando las siguientes: “Todo lo que camina sobre dos pies es enemigo”;
“Todo lo que camina sobre cuatro patas, o tenga alas, es amigo”; “Ningún animal
matará a otro animal”; “Todos los animales son iguales”. La reciente actuación de
los congresistas para el nombramiento del Defensor del Pueblo, de los vocales
del Tribunal Constitucional y los directores del BCR, induce a pensar que, al
igual que en la novela, éstos aplican las reglas bajo las cuales se rigen los
animales de la granja: “Ningún animal matará a otro animal”. ¿Olvidan los
congresistas que son representantes del pueblo y que están al servicio del bien
común? Sin embargo, se rebelan contra estos principios, imponiendo el propio
interés y el de su partido. El pueblo peruano y el bien común no interesan. Sólo
importa el propio interés: “Todo lo que camina sobre cuatro patas, o tenga
alas, es amigo” (¿Otorongo no come a otorongo?). Ellos negocian los
nombramientos. El interés de los peruanos en tan importantes instituciones es
secundario pues: “Todo lo que camina sobre dos pies es enemigo”. Lamentablemente
se impone el interés de los congresistas, por lo que más que una rebelión en la
granja, pareciera una “negociación en la granja”. Qué honor para Orwell. ¡Se
hizo realidad su novela!
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