sábado, 6 de julio de 2013

AL MAESTRO CON CARIÑO


Siempre he opinado que el verdadero gran cambio en el Perú no vendrá por el lado económico, político, social o legislativo, sino a través de una revolución en la educación. Podemos tener estupendas reservas internacionales, crecimiento económico, buen PBI, gran inversión extranjera, tiendas y almacenes elegantes, edificios modernos, marcas extranjeras, etc. pero sin un buen sistema educativo, el Perú no desarrollará plenamente, pues nos quedamos en un mero “desarrollo económico”, olvidando que el verdadero “desarrollo” conlleva un conjunto de factores en donde un sistema educativo óptimo es fundamental. En dicho sistema, el maestro constituye pieza clave. Pero ¿Quién es maestro? Para la Real Academia Española, maestro es la “persona que enseña una ciencia, arte u oficio, o tiene título para hacerlo”. Sin embargo, el maestro es mucho más. No basta transmitir “conocimientos”. El verdadero maestro es aquél que, además de ello, forma a la persona, moldeando desde niño su carácter y personalidad, preparándolo para la vida, formando personas de bien, con valores. Formar personas no es fácil pues debe enseñárseles a enfrentarse a la vida y la vida está compuesta de éxitos y fracasos. Esto significa que ese niño, además, deberá aprender a enfrentarse al éxito, pero especialmente al fracaso, y es allí donde vienen los problemas pues hoy al niño se le prepara para el éxito, pero no para enfrentar un fracaso. Lamentablemente ante un fracaso, -más la sobreprotección de los padres- muchos jóvenes no saben qué hacer, cayendo en depresiones y angustias, hasta llegar inclusive, como en muchos países “desarrollados”, al suicidio. Formemos verdaderos maestros. Reformar la educación no es cuestión de nuevas leyes. Estas sobran. Reformemos al maestro, haciéndolo formador de personas. Mi agradecimiento para aquellos maestros escolares y universitarios, formadores de verdad, que aman la docencia y al Perú.

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