El 5 de junio
celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente y el Papa Francisco nos ha
recordado que existe una “ecología humana”, muy vinculada a la ambiental: “¡La
persona humana está en peligro!” No es sólo un problema económico, sino ético y
antropológico. Dominan unas economías y unas finanzas que carecen de ética. “El
que manda hoy no es el hombre, es el dinero. Hombres y mujeres son sacrificados
a los ídolos de la ganancia y del consumo: es ‘la cultura del derroche y del descarte’,
en donde la pobreza, las necesidades y los dramas de tantos se vuelven normales.
¿Sabía usted que 1,300 millones de toneladas de comida se pierden o desperdician
cada año? En el mundo 870 millones de personas sufren hambre y 2,000 millones
desnutrición. Las crisis financieras son vistas como “tragedias” mientras que
el sufrimiento humano es lo normal y es ignorado. “Las personas son desechadas como
si fueran basura”. Los niños hambrientos no son noticia, es normal. Pero si las
bolsas de valores bajan 5 puntos, es una tragedia. Esta “cultura” tiende a convertirse en mentalidad común, contagia
a todos. La vida humana no se percibe como un valor primordial que debe ser
respetada y protegida, caso de pobres y desnutridos. Es peor: el niño por nacer
es visto como problema y se le descarta, se le asesina y, si alguien no es
necesario -como los ancianos- se le desecha. Esta cultura nos vuelve
insensibles y utilitaristas. El consumismo nos ha habituado a lo superfluo, quedándonos
en los parámetros económicos. “¡La comida que se tira es como si fuera robada
de la mesa de los pobres y de los hambrientos!”, concluye el Papa. Hay que
oponerse a esta cultura del derroche y del descarte, viviendo una verdadera ecología
humana.
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