El psiquiatra
español Enrique Rojas, señalaba que la sociedad actual gira alrededor de “lo
divertido”; el hombre de hoy es esencialmente frívolo por lo que no le interesa
el debate ideológico ni tiene inquietudes culturales; sus motivaciones son
fruto del hedonismo materialista permisivo en donde sólo interesa lo efímero. Es
la “sociedad divertida” dominada por la frivolidad, centrada en el consumo,
aturdida por la publicidad, infantilizada e influenciada por personajes
mediocres o patéticos que están en el candelero, ya sea ésta la farándula o la
politiquería. En la “sociedad divertida” la ausencia absoluta de cultura es lo
esencial. En el terreno intelectual sólo interesa lo relacionado con la vida
profesional. No interesa la lectura, ni la reflexión o el análisis. La regla de
oro es la superficialidad. Lo serio, lo trascendente, lo importante, se
descarta. Sólo interesa la vida ajena, los escándalos, los crímenes repugnantes,
las rupturas de parejas famosas o algún negocio lucrativo y fácil. La pobreza
total de contenidos es lo típico. Ser rico es la mejor carta de presentación. Prima
lo frívolo y material, reduciéndose al mínimo lo espiritual. Como señala Rojas,
se trata de “gente repleta de todo, llena de cosas, pero sin brújula, que
recorren su existencia consumiendo, entretenidos en cualquier asuntillo y
pasándola bien, sin más pretensiones”. Los últimos resultados publicados por la
diosa Ibope sobre el raiting de TV del pasado fin de semana, demuestran que
nuestra sociedad peruana es más “divertida” que nunca. Así, “El Valor de la Verdad” concursando PPK, fue líder con 19 puntos, seguido
por “El Especial del Humor” con
15.9, “Risas de América” con
13.5, “El Gran Show” con 13.1 y
“La Casa de los Secretos” con
8.6. Definitivamente, la telebasura, lo divertido y lo
superficial se imponen en la “sociedad divertida” peruana. Entonces, ¿De qué
nos quejamos?
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