De acuerdo con la
última encuesta de Poder de Ipsos Apoyo, el presidente Humala es la persona más
poderosa con un 82%, mientras que Nadine Heredia lo es con 80%. Un empate
técnico. El 62% considera que existe un cogobierno de la pareja presidencial. El
presidente declaró: “El que gobierna soy yo, no hay cogobierno”. Sin embargo,
la percepción es que Nadine es la persona que más influye en el mandatario. Una
cosa es tener poder y otra gobernar. Poder viene del latín “potes”: tener expedita la facultad o
potencia de hacer algo. “Poder político” es la consecuencia del ejercicio de
funciones por parte de personas que ocupan un cargo representativo (presidente,
congresista) o ejecutivo (ministro). El presidente tiene poder político. Fue
elegido para presidente. Nadine carece de poder político, pero tiene “poder de
hecho”: el que se ejerce al margen de los cauces formales y no está legitimado.
Se puede tener poder y no gobernar, derivando en falta de autoridad. Gobernar no
implica necesariamente poder político. Los “grupos de poder” gobiernan y
carecen de poder político. Se puede tener poder y no ejercerlo. Lo sucedido en
el VRAEM (¡Más papelones!), las interminables y violentas huelgas de Salud y Educación,
la presencia de Sendero en universidades, gremios sindicales y movimientos (Movadev
/ Conare), etc. obliga a preguntarnos: ¿Nos encontramos a las puertas de una
crisis de poder o de gobernabilidad? Definitivamente de gobernabilidad. Gobernabilidad
significa estabilidad institucional y política; consistencia y efectividad en
la toma de decisiones; y la administración para la continuidad de reglas e
instituciones. El gobierno debe cuidar la gobernabilidad no perdiendo autoridad
y ejerciendo bien el poder que el pueblo le ha otorgado. Churchill dijo: “La
política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una
vez”. El presidente ahora ya lo sabe.
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