domingo, 22 de abril de 2012

¡PATAPUFETE ARGENTINA!


La presidenta argentina Cristina Fernández, en un arranque de “genialidad”, no se le ocurrió mejor cosa que expropiar el 51% de la petrolera YPF bajo el control de la empresa española Repsol. Los argumentos que sustentan esta “original” medida son los que siempre suelen esgrimir los gobiernos socialistas: el “interés público”, la “utilidad pública”, etc. aclarándose que: “No vamos a hacer una estatización. Vamos a hacer una recuperación…” (¿?). Que alguien me explique esta argumentación pues ni Cantinflas la entendería. Si esto no es una estatización, no sé qué es. En todo caso se trata de una medida de museo, fiel a la escuela de Chávez, Castro, Morales, etc. esto es, totalmente sin sentido, absurda y jalada de los pelos. Si por “interés público” se refiere al bien común, esta señora ignorante y limitada está confundiendo papas con mangos. Precisamente, es en vista al bien común de la sociedad civil y en aplicación del principio de subsidiaridad, que el Estado debe fomentar la inversión nacional y extranjera privada a fin de generar trabajo y recursos (tributos) para que el Estado pueda cumplir sus funciones de promotor del bien común. Lo que ha hecho la presidenta es totalmente contradictorio y, dicho sea de paso, se trata de una medida que siempre ha llevado a la ineficiencia y al fracaso. El Estado nunca es buen empresario. Pruebas sobran por doquier. Los números y resultados de estas medidas no engañan. ¿Qué “la empresa seguirá funcionando como una sociedad anónima”? ¡Gran contradicción! De “anónima” no tendrá nada. De otro lado España reacciona al mejor estilo neocolonial del siglo XIX, considerando esto como un acto de hostilidad, amenazando con la aplicación de serias medidas. La verdad que el papel de potencia neocolonial no le va. Ya veremos en qué acaba este culebrón, pero que Argentina vuelve a la prehistoria, no cabe duda alguna. Como diría el genial Pepe Biondi: ¡Patapúfete Argentina!

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